Implicaciones familiares y sociales de la muerte materna.
La mortalidad materna es considerada un indicador sensible al desarrollo social, porque muchas de estas muertes ocurren por razones evitables, vinculadas a condiciones de pobreza. Hay datos estadísticos sobre el número de muertes maternas a nivel internacional y local, que resaltan la magnitud del problema, así como el conocimiento científico de las causas de estos fallecimientos; pero escasa información publicada sobre el impacto familiar y el desequilibrio que se produce cuando ocurre una muerte materna, situación que trae consigo desconocimiento sobre la real situación de los hijos huérfanos y la familia.
Los estudios mostraron que la pérdida inesperada de la madre genera consecuencias emocionales, económicas y de salud en todos los miembros del hogar. Conclusiones: Los hallazgos indican que esta problemática debe ser abordada de manera integral con el fin de mitigar el impacto que genera la muerte materna.
La mortalidad materna es un indicador que refleja las inequidades sociales y económicas de la mujer en la sociedad. Cada día mueren en todo el mundo unas 800 mujeres por complicaciones relacionadas con el embarazo o el parto. En 2013 murieron 289. 000 mujeres durante el embarazo y el parto o después de ellos; prácticamente todas estas muertes se produjeron en países de ingresos bajos y la mayoría de ellas podrían haberse evitado.
La mejora de la salud materna se ha convertido en prioridad para la comunidad internacional, siendo uno de los ocho Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM) donde el gobierno colombiano, junto con 189 países más, se comprometieron en disminuir para 2015, en tres cuartas partes, (75%) la razón de mortalidad materna (RMM) respecto a la registrada en 1990. Sin embargo, solo se ha disminuido un 2,6% al año, cifra que está lejos de la reducción del 5,5% anual para el logro del objetivo.
Según el informe de las Naciones Unidas3, los países de América Latina y el Caribe han logrado avances significativos en la reducción de las muertes relacionadas con complicaciones en el embarazo y el parto; lográndola de un 40% entre 1990 y 2013, poco menos que el promedio mundial (45%) y por debajo de la meta del 75% fijada por los ODM y donde Colombia solo ha conseguido un progreso mínimo, con relación al resto de países de América Latina, con una reducción del 17% de las muertes maternas.
Muchas mujeres mueren de complicaciones que se producen durante el embarazo y el parto o después de ellos. En los países de América predominan las causas obstétricas directas de muerte, que superan el 70%. Entre estas causas médicas primarias figuran la hemorragia (25%), la septicemia (15%), las complicaciones del aborto (13%), la eclampsia (12%) y el parto obstruido (8%). Estas complicaciones están directamente relacionadas con la falta de acceso o utilización de los servicios de maternidad. Además, los servicios a menudo no pueden responder a las situaciones de urgencia y la calidad de su atención es, a veces, deficiente.
A la deficiencia en la prestación de servicios de calidad, se suman determinantes de tipo social, económico y cultural, como el bajo nivel de escolaridad, la pobreza, la residencia en zonas rurales, urbanas marginales o de conflicto armado, el desplazamiento forzado; aspectos que reflejan una mayor vulnerabilidad de las mujeres ante las complicaciones obstétricas.
La mortalidad materna debe ser vista como una tragedia familiar y social, considerarse más allá de una cifra; las mujeres son irremplazables en una familia, cuando muere, deja a sus hijos huérfanos frente a enormes riesgos que van desde el desamparo, el abandono y el maltrato, hasta poner en riesgo su propia supervivencia; perdiéndose la integridad de la familia. Una sociedad privada de la aportación de las mujeres es una sociedad en la que se produciría un deterioro de la vida social y económica, un empobrecimiento de su cultura y una grave reducción de su capacidad potencial de desarrollo.
Muchas de las muertes maternas se producen en familias con condiciones de pobreza extrema, hecho que perpetua esta condición, por las consecuencias emocionales, de salud y económicas que ocasiona. La mortalidad materna es un grave problema de salud pública y de violación de derechos humanos.
Ante la necesidad de obtener información acerca de las implicaciones familiares y sociales de la muerte materna, se inicia una revisión de las publicaciones científicas sobre el tema. Esta búsqueda permitió reflexionar acerca de la muerte materna, considerando su impacto inmediato y a largo plazo en los miembros de la familia. A partir de esta reflexión, se plantea la necesidad de generar propuestas o políticas de inclusión de estas familias en los procesos salud-enfermedad, en espera de un cambio en su estado de salud, con un enfoque importante para los servicios de salud pública y de promoción de la salud y prevención de la enfermedad. El personal de la salud debe conocer la situación por la que atraviesan estas familias, con el fin de desarrollar estrategias y acciones de cuidado encaminadas a las necesidades de los hijos huérfanos, y la familia en general, ofreciendo apoyo en torno a las situaciones que más influyen, evitando así un mayor deterioro en su calidad de vida.
Forma de prevención
La investigación de la muerte materna y sus implicaciones sociales y familiares aún se encuentra en desarrollo. Con frecuencia los estudios, se centran en conocer las causas de la muerte, para orientar acciones hacia la prevención, sin embargo, cuando ya ocurre debe orientarse el actuar hacia el reconocimiento de la familia donde ha ocurrido una muerte materna, como población vulnerable, con una problemática que afecta seriamente a los hijos huérfanos.
Muchas instituciones a nivel internacional como la OMS, la UNICEF y el Banco Mundial reconocen la magnitud de una muerte materna, no solo por la vida que se pierde, sino también porque este evento afecta a la familia y sociedad, en especial a los huérfanos que quedan desprotegidos, más predispuestos a no recibir atención médica oportuna, y educación a medida que crecen.
El resultado evidente de la muerte de una mujer es la pérdida de su contribución a su familia y su comunidad: el mantenimiento de la familia, la protección de la salud y facilitar la educación de los niños, y la obtención de ingresos.
La muerte materna es un evento trágico e inesperado para todos los integrantes de la familia; no obstante; en los estudios revisados se concluye que son los hijos huérfanos los que sufren las mayores consecuencias, mayor riesgo de morir, de enfermarse, menos probabilidades de recibir atención médica y de asistir a la escuela, implicaciones emocionales que pueden repercutir por mucho tiempo.
El conocer las implicaciones de la muerte materna, contribuye a la creación de políticas integrales de salud y bienestar, con la participación activa de los diferentes actores y sectores de la sociedad; que aporten al mejoramiento de la calidad de vida de las familias y de la población, haciéndola beneficiaria de la actividad académica e investigativa, que conduzcan a materializar el propósito final de mejorar las condiciones de salud y bienestar de la infancia y la familia, y por ende de la sociedad en general.
Proyección del ejercicio ético del psicólogo ante la temática del artículo.
La Organización Mundial de la Salud define a la muerte materna como “la muerte de una mujer mientras está embarazada o dentro de los 42 días siguientes a la terminación del embarazo, independientemente de la duración y lugar del mismo, debida a cualquier causa directamente relacionada o agravada por el embarazo o por su manejo”; y a la muerte materna tardía, como “la muerte de una mujer por causas obstétricas directas o indirectas después de los 42 días pero antes de un año de la terminación del embarazo.
Considerada como un evento de interés en salud, porque genera desequilibrios sociales y del sistema familiar, lo que hace que la funcionalidad de la familia sea más vulnerable a la aparición de problemas emocionales y de salud.
La muerte materna es el resultado de un sistema de salud poco accesible y culturalmente inadecuado.
Es la manifestación de una larga cadena de penurias y de factores como: poca escolaridad de las niñas, desnutrición, matrimonio precoz, falta de información, limitado acceso a métodos anticonceptivos y a la condición y situación de subordinación de las mujeres. Todos estos factores, en forma individual y colectiva, contribuyen a la vulnerable situación de las mujeres antes y durante el embarazo, parto y el postparto, incrementando los riesgos y complicaciones propias de la reproducción.
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